jueves, 12 de abril de 2012

SENSIBILIDAD HUMANA

"Solo quien comprende desde la sensibilidad puede abrazar, recibir y acoger sin juicios, favoreciendo las relaciones francas"

¿Acaso no sentimos todo el tiempo?

Vemos, olemos, saboreamos, tocamos y oímos, lo deseemos o no..., pero hay otros aspectos sensibles de nuestra existencia que no son tan populares como los mencionados, no tan aceptables para todos como lo son aquellos.

La sensibilidad a la que nos referimos es la de los sentimientos, verdadera conexión del mundo externo con el más humano de nuestro mundo interno.

Miedo, amor o ansiedad que todos sentimos, casi todo el tiempo, estemos dispuestos a reconocerlo o no; nos emocionamos con lo que sucede, algo de fuera nos conmueve, algo desde dentro nos perturba, o nos eleva, o nos atrae o nos motiva a seguir.

Lo más humano de los humanos se juega en esta capacidad de permitirnos sentir, ser conscientes y asustarnos del emerger de las emociones, a veces tan poco predecibles y otras tan poco lógicas, a veces tan banales y otras sorprendentemente intensas, emociones que signan y hasta cierto punto determinan los lazos que establecemos o no con los demás, más o menos cerca, más o menos comprometidos.

Demasiado frecuente nos encontramos que hay personas que han optado, sin demasiada conciencia de ello, por volverse insensibles, o fingir que lo son, o conducirse como si lo fueran. Algo o alguien los ha convendido de que ese movimiento, de alguna forma inhumano, les ayudará al logro de algunos de sus objetivos, siempre relacionados con la eficacia y con el dinero.

Las exigencias actuales de productividad, así como la búsqueda desesperada del éxito, destrozan la capacidad de las personas de sentir, y para comunicarse genuinamente entre sí, el verdadero interés por el prójimo.

La sensibilidad de cuando surge una catastrofe "sensibilidad mediática" es efímera y superficial, y no mueve nada porque en general es incapaz de transformarse en acción. No nos hace más humanos "apenarnos desde lejos".

"SOY MUY SENSIBLE. NO SIENTO POR NO SUFRIR"

"No importa cuán delgada sea la loncha de queso, siempre tiene dos caras" dicen los sufis, y si evitamos con vehemencia el dolor de toda decepción, anularemos en ese momento el crecimiento que conlleva, por ejemplo, el abrirse al amor sin restricciones. La intensidad y el disfrute que experimentan quienes se entregan a sus afectos, emociones y pasiones jamás se podrán lograr por la vía intelectual que culvian en exclusiva aquellos que, en nombre de la mesura y el autocontrol, ponen el freno diciendo que lo hacen para no sufrir.

honrar nuestros aspectos sensibles, y cuidar estas partes internas es darse periódicamente la posibilidad de pasar un tiempo con uno mismo, escuchándose, conociéndose, reconociéndose y percibiendo de tiempo en tiempo que sentimientos somos. Conectarnos con nuestros aspectos más sensibles es también pasar un parte de nuestro día con quienes amamos y nos aman, para compartir lo que nos pasa, lo que no nos pasa y el silencio... con la convicción de conectarnos sincera, abierta y profundamente o, lo que es lo mismo, con la decisión de que esos encuentros no se tamicen forzosamente en el filtro de nuestro intelecto.

Quienes optan por cultivar su naturaleza sensible porque quieren experimentar el mejor lado de la vida suelen ser también las personas que disfrutan más de todo: del arte, de la rica comida, de la naturaleza y, especialmente de la buena compañia.

Son capaces de ver a los demás y de nutrirse de lo que ven. Reconocen lo bueno de los otros y se permiten sacar lo mejor de sí. su modo de relacionarse contagia, haciendo que los demás bajen las barreras del temor y la desconfianza, potenciando la posibilidad de comprender y de ser comprendidos.

La comprensión es efctivamente sensible y no intelectual. No se trata de entender  sino de estar en la misma dimensión o sintonía. Es enfocar el mismo tema mirándolo desde el mismo lugar, aunque uno no este de acuerdo con lo que el otro hace.

Si bien "entender" es la base de los acuerdos "comprender" es la base de la aceptación. Solo quien comprende puede abrazar, recibir y acoger, suspendiendo el juicio y favoreciendo las relaciones francas.

Cuando alguien comprende a otro, reconoce los motivos y circunstancias que se asocían con un hecho particular y entiende los sentimientos, ideas y reacciones que el hecho despierta en ese otro. Comprender no es siempre "sentir lo mismo", pero por lo menos manifiesta una declaración de certeza empática de "que quizá yo sentiría lo mismo si estuviera en su lugar" o de que "podría llegar a sentirlo", asumiendo entonces que su modo de conducirse, adecuado  o no, tiene su justificación en las particulares condiciones de vida y de historia de ese otro.

"Quien no comprende una mirada o un abrazo tampoco comprenderá una larga explicación"

Proverbio Árabe

El deseo de comprender al prójimo es la puerta de la prudencia, y está es la mejor aliada de la humanidad, la garantía de la justicia, la medida de la mesura y la herramienta del aprendizaje.

Quien es sensible suele ser emprendedor pero cauteloso; amable pero no invasivo, valiente pero no temerario y, aunque en el fondo esté más presente que muchos, por su naturaleza pasa desapercibido.

La imprudencia de los insensibles aparece en cualqueir ámbito. Hay amigos imprudentes, conductores imprudentes, familiares imprudentes y gobernantes imprudentes. Gente que no sabe cuidar de su dinero, ni de su tiempo, ni de su salud, ni trabajo, que no protege a su familia ni es capaz de cuidar a quienes ama, posiblemente porque no tiene tiempo de detenerse a sentir ese amor, y el amor no se siente a la ligera.

Gente que cree que lo correcto solo se mide con el pensamiento, aunque quizá lo correcto se pueda establecer con la mente, pero lo mejor solo se puede percibir con el corazón.

"El ritmo imperante en nuestra sociedad anula a menudo nuestra capacidad para sentir e interesarnos de verdad por los demás"

"Cuidar el "YO SENSIBLE" es dedicar cada día un tiempo a aquellos a quienes amamos y verlos realmente y nutrirnos de lo bueno que vemos"

"Es posible establecer qué es lo correcto con el intelecto, pero la mejor comprensión posible, la más enriquecedora, es la que hacemos con el corazón."

Jorge Bucay
MENTE SANA

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