lunes, 26 de marzo de 2012

¿DEBERIAMOS DESHACERNOS DE NUESTROS RECUERDOS Y EMOCIONES? ¿SERÍA MEJOR PRESCINDIR DE NUESTROS CONOCIMIENTOS Y EXPERIENCIAS?

No, ya que perderíamos una gran cantidad de aprendizajes, de valiosas guías y de recursos fundamentales.

De lo que se trata es de quitar lo que ya no sirve, de dejar atrás lo que ya no es útil, se trata de hacer espacio.

Una buena economía de nuestro equipaje consiste en animarnos a colocar la mochila frente a nosotros alguna vez, abrirla y, con coraje, hurgar en su contenido allí mismo, intentando ser más conscientes de lo que llevamos a hombros: cada idea, cada prejuicio, cada mandato, cada sensación, cada hábito.

Ser capaces de vaciar la maleta para decidir, antes de seguir el camino, qué cosas desecharé y cuáles volveré a llevar conmigo, en la siguiente etapa de mi viaje.

Habrán cosas de las que será fácil deshacerse, otras que requeriran un trabajo mayor y algunas menos que requerirán un trabajo mayor y algunas menos que seguirán en mi mochila, quizás para siempre.

Esto no tiene por qué ser un problema. Descontando lo irrelevante, lo que quedará en mí después de vaciarme será mi fortuna experiencial, la verdadera herencia emocional, que tal vez lleve hasta ofrecersela a mis nietos.

Recorrer lo que queda por delante, pasar de plano o simplemente seguir creciendo es también dejar atrás aquellos preconceptos y vivencias relacionados con mi YO que YA NO SOY es abandonar el pedirme que siga siendo como era, pensando como lo hacia o reaccionando como solía hacerlo.

Y es muy importante resistir la tentación de echar la culpa a otros de nuestra carga, responsabilizar a los demás de nuestro estancamiento o acusarlos de nuestra actitud distraída. Nadie nos ha forzado a llevar con nosotros tanto equipaje.

El camino personal es un camino interior y, seguramente por eso, las excusas, los obstáculos y la resistencia a vaciarnos también vienen mayoritariamente de lo interno.

En ocasiones es imposible terminar de dejar atrás el cien por cien nuestros condicionamientos. Algunos están escondidos en nuestra mirada ya que pertenecen verdaderamente a la esencia de nuestro ser y otros nos acompañan desde antes de nacer, quizás hasta formando parte de nuestra información genética.

Si pretendemos vivir sin repetir errores, aferrados a un mismo camino, si queremos aprender cada día y dejar de sentirnos agobiados en el viaje, si ambicionamos que nuestro yo más auténtico se manifieste en plenitud, es hora de poner en práctica la periódica limpieza de nuestra mochila, aunque no sea más que para crear espacio.

Texto extraído de Mente Sana

No hay comentarios:

Publicar un comentario