miércoles, 2 de mayo de 2012

TODOS LOS BENEFICIOS DE LA RISA

La risa es el acompañamiento orquestal de la emoción básica de la alegría cuando esta tiene una fuerte intensidad. Es una respuesta natural que en el bebé sano aparece a partir de los cuatro meses y que no se aprende ni por condicionamiento ni por imitación. Es un conjunto de reacciones fisiológicas fuertes e imparables, un estado convulsivo de todo el organismo. El lenguaje popular habla de "ataque de risa", de risa que "nos coge",  "nos entra" o "nos da", y que nos lleva a una intensa agitación física del cuerpo, hasta el punto de "troncharnos", "partirnos", "rompernos", "desternillarnos", "mondarnos" o "descoyuntarnos"...

En 1900, el doctor G.V.N. Dearborn publicaba en la revista Science, un artículo titulado "The Nature of the Smile and the Laugh" en el que describiía la fisiología de la risa. Establecía unos dieciocho espamos clónicos del diafragma; detallaba las contracciones musculares del rostro y del cuerpo, así como la dilatación del sistema arterial y el enrojecimiento que provoca; y refería cómo los ojos se adelantan en sus cuencas hasta activar las glándulas lacrimógenas. Dearborn advirtió en 1900 algo que hoy es conocido por todos: se puede llorar de risa y soltar lágrimas de alegría.

La risa tiene tres orígenes distintos: FÍSICO, EMOCIONAL e INTELECTUAL.

El origen físico 

Consiste en  la estimulación sensorial: las  cosquillas. En prácticamente todas las culturas, las madres estímulan así la risa de sus bebés y establecen un vínculo más íntimo. Analizando los distintos mamíferos, Robert Provine, neurocientífico de la Universidad de Maryland, sugiere que la risa es un sistema comunicativo poderoso que debe ser evolutivamente anterior al lenguaje verbal. Compartir cosquillas relaja y provoca gratitud y atracción hacia quien nos las hace. Por eso, las cosquillas pueden suscitar juegos sexuales; además, los puntos sensibles suelen estar próximos a las zonas erógenas e incluso superponerse.

El origen intelectual

Sería lo que llamamos "Sentido del humor". La risa viene disparada por los lóbulos frontales, que envían un mensaje al resto del cerebro del tipo "suéltate y goza de la emoción de la risa que te provoca este pensamiento o esta situación". Describir el sentido del humor ha ocupado muchas páginas. Es una causa de la risa de gran componente racional y con complejas relaciones con la cultura y la capacidad de transgresión de las personas.

En cuanto al origen emocional de la risa, el descubrimiento de las neurosas espejo ayudó a comprender por qué es contagiosa. El hallazgo en 1996 de las neuronas especulares por el equipo de  Giacorno Rizzolatti, de la Universidad de Parma, revolucionó el campo de de las neurociencias. Antes del descubrimiento, se creía que las neuronas estaban especializadas en perceptivas y motoras. Esto quiere decir que se estimulan tanto cuando realizamos una acción como cuando vemos que alguién la lleva a cabo o, incluso, al imaginar que podríamos realizarla. También se estimulan estas neuronas al ver una acción que nunca hemos realizado pero que tiene los mismos efectos que otras acciones que sí hemos hecho antes. Por tanto, y gracias a las neuronas espejo, los humanos y los mamíferos más avanzados tenemos la capacidad de identificar las intenciones de los demás a partir de sus acciones elementales y sabemos además identificar los estados de ánimo y la emociones de nuestros interlocutores por su lenguaje no verbal (empatía). Se ha demostrado que cada intención queda asociada a acciones específicas que le dan expresión, y que cada acción evoca las posibles intenciones asociadas. Y, por efecto de las neuronas espejo, cada percepción de una intencionalidad nos hace sentir, aunque sea por unas milésimas de segundo, la emoción que conlleva. Cuando vemos que una persona tiene un ataque de risa, nuestras neuronas especulares nos estimulan la comprensión inmediata de su placer y, si la risa persiste, nos contagian la emoción. Asímismo, cuando actuamos sobre nuestra cara y postura corporal para simular una determinada emoción, estimulamos a las neuronas espejo y acabamos sintiendo la emoción que simulábamos.

En estos principios, la estimulación persistente y el contagio, se basan los talleres de risoterapia bien llevados.

Barbara Wild, psiquiatra y directora del Grupo de Investigación sobre el Humor de la Universidad de Tübigen destaca que "el humor deja fuera de acción un acervo cultural de la humanidad: la capacidad de controlarse".

¿Son ciertos los beneficios para el cuerpo y el espiritu que nos promente los talleres de risoterapia?

Pues, en buena medida sí. De esta base partia el pionero en el tema Huner Patch Adams, médico de familia y payaso convencional, cuando implantó en la década de los 70 la terapia de risa. Está científicamente comprobado que la risa produce endorfinas, los neurotransmisores opioides que actúan como analgésicos contra el dolor y producen sensación de placer; que pone en marcha centenares de músculos; que relaja contracturas musculares adquiridas por el estrés; que oxígena los pulmones; que lubrica los lagrimales... Anímicamente, la risa nos ayuda a recuperar el sentido positivo y esperanzado de la vida; a sentirnos más identificados con las personas con las que compartimos risas; a olvidar ansiedades y posponer preocupaciones e inquietudes; a confiar de nuevo en nuestras capacidades.

Cuando alguien se ríe, es imposible que se enoje, odie e, incluso piense. La risa hace que el cerebro concentre el flujo sanguíneo en el sistema límbico y libere endorfinas, procesos que dificultan la capacidad de pensar y son incompatibles con la adrenalina y el cortisol que producen los enojos. Pero el humor no sirve para todas las personas. Los depresivos lo comprenden pero no consiguen contagiarse de la alegría. Los psicóticos toman las ficciones de los chistes al pie de la letra. Hay quien padece de miedo irrefrenable a las risas, gelotofobia, y las interpreta como una burla y un ataque personal.

Nosotros podemos acudir a la risa falsa para hacer creer que somos risueños o como escudo para esconder el miedo, la vergënza y otras tensiones que nos pueden generar las relaciones interpersonales. Podemos negarnos a reír de corazón y alejarnos de la gente de risa fácil... Pero también podemos recuperar al niño que conservamos en nuestras memorias vivenciales más profundas y pedirle que nos ayude a recuperar la alegría de las emociones simples.

Nuestra sociedad tiende a identificar seriedad con responsabilidad; y broma, con payasada tonta y falta de profesionalidad. "No te lo tomes a risa", es decir, considéralo seriamente. Sin embargo, recordemos a aquellos inefables médicos de cabecera de hace medio siglo que hacían superar el miedo a la enfermedad de los niños haciendo bromas y buscando sus risas con chistes tan blancos como sus batas. Por eso podríamos atrevernos a cambiar la frase hecha para decirnos "Seamos serios y responsables tomémoslo a risa".

Llorenç Guilera Agüera
Profesor de psicología básica,
evolutiva y de la educación en
la Universidad Autónoma de Barcelona.
Autor: "Más allá de la inteligencia emocional: las cinco dimensiones de la mente"
Ed. Thomson

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