"Cuando todo esté en su sitio, yo podré relajarme"
Esta frase es una trampa que nos haga entrar en un laberinto de proporciones inmanejables.
Una de las ilusiones del ser humano a lo largo de la historia ha sido poder controlarse a si mismo y su realidad.
A veces, la persona intenta controlar ámbitos de la vida que son, por definición incontrolables, como el futuro o las funciones fisiológicas del organismo.
Desde una perspectiva estratégica, la mayoría de los problemas humanos se derivan de la parádoja a la que una persona se somete cuando intenta hacer voluntario aquello que es espontáneo por naturaleza. Esto sucede, por ejemplo, cuando alguien quiere dormirse (algo espontáneo) de forma voluntaria porque tene que levantarse más temprano de lo habitual y, cuantto más lo intenta, menos lo consigue. O es el caso de las personas que utilizan técnicas adivinatorias con el fin de controlar el futuro o, en el ámbito sexual, el esfuerzo voluntario de sentir excitación, que bloquea las sensaciones espontáneas del placer.
En todos estos casos el elemento común es la incapacidad de la persona por soportar la incertidumbre.
Desde esta perspectiva, es una solución equivocada pretender controlarlo todo de forma rígida y absoluta, pues solo se logra el descontrol.
De este modo, querer controlar el sueño conduce al insomnio, querer controlar el sexo lleva al bloqueo, pretender controlar el futuro conduce a la angustia, querer controlar el miedo lleva al pánico, pretender controlar nuestros quehaceres cotidianos y laborales conducen a las manías obsesivas....
La forma estratégica de resolver este problema pasa por eliminar o relajar la solución intentada del control excesivo.
COMO DIJO ALBERT EINSTEIN
"La madurez de una persna está en función del grado de incertidumbre que es capaz de soportar"
El control más elevado al que puede aspirar un ser humano es dejarse ir, por ello, la imagen de la felicidad son los niños.
Miguel Herrador
Terapéuta
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