Aun recuerdo cuando tus dedos impacientes
jugaban con los botones de mi pecho,
provocando un estallido de humedad
en ese lugar calido y ardiente de mi intimidad.
Y cuando las palomas de tus manos inquietas
descendían al jardín del deseo, buscando tu boca
beber la miel de ese pequeño océano d
onde se perdían tus labios y tu lengua inquieta
hasta ahogar la fuerza de tu interior,
naufragando en oleadas de placer y gemidos de pasión,
muriendo poco a poco, piel a piel,
en el eterno abrazo del amor...
Colaboración de Serenna (México)
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